Si la vida fuera un videojuego sin duda alguna sería el más difícil y random de todos. Partamos del hecho que ni siquiera podemos escoger la dificultad, algunos nacen en cuna de oro y otros nacen en alguna parte donde hay conflictos bélicos.
Esta pequeña reflexión que les vengo a contar trata de aquellos retos que nos pone la vida y de cómo a veces creemos que es el fin del mundo por algunos pequeños fracasos.
Todos hemos fracasado alguna vez y experimentamos una gran decepción, sobre todo cuando los demás tenían altas expectativas no nosotros. Llegamos a caer en un oyó en el que pensamos que no somos buenos en dicha tarea o que no tenemos la habilidad para realizarla. Quizás porque pensamos que las personas exitosas no fracasan ya que solo vemos sus logros sin tener idea de cuanto han tenido que luchar.
Ninguna persona nace sabiéndolo todo, fracasar es parte de nuestro aprendizaje, nos ayuda a saber qué es lo que hicimos mal y al igual que en un videojuego adquirimos nuevas habilidades y subimos de nivel. Tal y como en un videojuego, si fracasamos solo tenemos que volver a empezar, darle reset a ese level y enfrentar al boss again.
Si la vida fuera fácil creo que perdería un poco de emoción, como cuando tienes un juego nuevo y activas los cheats, al poco tiempo se vuelve aburrido ya que lo volviste fácil y perdió su desafío.
Nadie dijo que llegar a la meta sería fácil lo importante es no rendirse y recordar que siempre contaremos con amigos y familia, que nos ayudaran en nuestra cruzada.
Recuerda solo tenemos una vida asi que sal, busca, experimenta, encuentra tu pasión y si fracasas levántate y vuélvelo a intentar.